jueves, 28 de agosto de 2008

DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA

Mis obligaciones académicas me indican que tengo que hacer otro artículo para Historia, que tenga relación con algún hito ocurrió en chile en el Siglo XX. Yo nací en la última década del siglo XX, el año 1993, y me pregunté que sobre qué podría escribir, si yo pertenezco al Siglo XXI y no tengo mucho conocimiento sobre las cosas que pasaron durante ese período. Entonces, obvio, recurrí a la fuente de información más cercana que tengo: mi mamá y mi abuelita. Ellas me contaron varias cosas que pasaron en esa época, como el golpe de estado, el bombardeo a la moneda, la escasez de comida, el plebiscito del año 1988 el cual antecede la salida del General Pinochet de la Presidencia del País, el cambio de mando entre otras cosas. Todo lo que me contaron me impactó mucho y por supuesto no me puedo quedar solamente con lo que me cuenta, por lo que recurrí a la mayor fuente de información del mundo globalizado: Internet. Allí descubrí muchos sitios donde periodistas, artistas, comunicadores sociales, gente común y corriente da a conocer su visión de aquel suceso en la historia de nuestro país, que a todos marcó de una u otra forma.

Durante los años 1980, que se reforma la Constitución Política de Chile, y 1988, en que al fin los chilenos pueden decidir si querían que Pinochet continuara como Presidente del país, o debía llamar a elecciones democráticas y tener un Presidente de la República y parlamentarios elegidos por el pueblo, el ambiente en el país era cada vez más agresivo. Comienza la presión del pueblo por hacer valer su derecho de elegir a quienes debían regir los destinos de todos. Es así como el 5 de octubre de 1988, se llama a los chilenos a hacer saber su aprobación o descontento con el Régimen Militar, creyendo Augusto Pinochet, que ganaría a ojos cerrados la postura del SI (que lo continuaba en el poder), ya que era candidato único.

La campaña previa quedó grabada en la memoria de los chilenos por el impresionante despliegue de recursos publicitarios y propagandísticos que se realizó, en especial, a través de la televisión. En esos días, el país giró en torno a esa campaña y el slogan representativo se escuchaba en todas partes: “Chile, la alegría ya viene”. Además, el símbolo que estaba presente en toda la publicidad era el arcoiris, que simboliza que después de la tormenta, siempre llega la calma. A las 2 horas diez minutos del día 6 de octubre, se entregó el resultado final de la jornada plebiscitaria. Sobre un total de 5 millones 167 mil 177 votos, la opción SI alcanzó el 44,34% y la NO, 53,31%. Había ganado en el país, el NO.

La campaña del NO cerró con "La Marcha por la Alegría" que recorrió todo el país y terminó el 1º de octubre con una multitudinaria jornada en Santiago. Durante diez días se realizaron más de 50 concentraciones en todo Chile.

viernes, 15 de agosto de 2008

¿COMO SE VESTIAN NUETROS ANTEPASADOS?

La vestimenta originaria antes y después de la llegada

De los españoles a America

Dentro de la cultura mapuche u originaria se destacan las vestimentas que usaban antes y después de la llegada de los españoles. Los materiales en los cuales se basaban para fabricarlos.

Las mujeres mapuches llevaban permanentemente consigo un huso con volante de piedra para hacerlo girar en forma regular, con el cual hilaban lana en todo momento en que se encontraban desocupadas, conversando o incluso paseando.

Las hebras eran teñidas antes de ser hiladas y para ello se empleaban tintes vegetales, algunos de los cuales se conservan hasta hoy. El color rojo lo obtenían con las plantas llamadas nalca y reviun; un castaño rojizo lo producían con madera de tepú, y un azul profundo con tonalidades moradas lo obtenían con bayas de maqui. El blanco, negro y Otros tonos de café y blanco amarillento, correspondían simplemente al colorido natural de la lana de weke o vicuña doméstica. Por la escasez de lana negra natural, solían oscurecer el tinte del maqui empleando cieno orgánico y negro de humo.

La ropa que usaban los originarios llama la atención por la diversidad de colores usados en sus prendas y además la manera en que conseguían producir los distintos colores. A mi no me gusta mucho la ropa tradicional pero es una manera linda de llevar puesta sus raíces aunque, un poco limitada en imaginación porque la mujer usaba una falda recta un poco mas arriba de las pantorrillas. Los colores… no eran muy atractivos , más bien eran apagados y oscuros, y a mi me gustan los colores un poco más vivos, pero eso es cosa de gustos, entonces lo encuentro como molesto para caminar, lo que si es lindo son los símbolos que tiene teñidos de la jerarquía de la dueña de la prenda y no creo que la usaría pero si no me quedara de otra y no tuviese lo que tengo ahora la usaría, además es una manera para distinguir una cultura de otra, al hacer las vestimentas las mujeres ganaban un reconocimiento de estatus dentro de la comunidad, lo cual era bueno que de esta forma eran reconocidas por el buen trabajo hecho a mano.

La ropa que usaban antes era de cuero de animal y de lana del mismo animal tratado especialmente para usarlas es este caso.

Las joyas por otro lado las usaban tanto hombres como las mujeres, pero las mujeres las llevaban por más tiempo debido a que entregaban mayor estatus, en cambio el hombre las utilizaba solo para ritos ceremoniales.

Su joyería consistía en artículos de plata tales como, collares y adornos pectorales que hacían lucir de manera más atractiva sus oscuras vestimentas.

Y rescatar también que todas las ropas eran hechas a mano desde la lana tejida en el telar hasta el teñido, es un trabajo duro y extenuante, admirable, cosas que en estos días no se reconoce todo el esfuerzo hecho por mujeres para salir adelante y en la cultura originaria cada prenda que se hace se reconoce de distintas formas.

Hombres y mujeres se depilaban cuidadosamente todo el cuerpo. Las mujeres usaban maquillaje con claro sentido cosmético; se coloreaban las mejillas con polvos y cremas de color rojizo, y asimismo se pintaban las pestañas, bordes y rabillos de los ojos con líneas oscuras y verdes. El peinado de las mujeres consistía en trenzas simples que a veces llevaban arrolladas a ambos lados de la cabeza, sujetas con alfileres o el trarilonko. Los varones no parecen haber utilizado pinturas faciales ni aún en la guerra o en solemnidades. Llevaban el cabello cortado en melena que no alcanzaba a los hombros, y, según la descripción que hace Alonso de Ercilla para la ceremonia de reconocimiento de Lautaro por Caupolicán, como lugarteniente suyo, los jefes solían raparse el pelo a ambos lados de la cabeza, dejándose sólo un abundante mechón en la parte central del cráneo, peinado en trenza desde la frente hasta la nuca.